Lampara de Noche by Jack Vance

Lampara de Noche by Jack Vance

autor:Jack Vance [Vance, Jack]
La lengua: spa
Format: mobi
Tags: Ciencia Ficción
editor: Gigamesh
publicado: 1999-06-01T22:00:00+00:00


Jaro miró al abogado.

- No tengo intención de seguir en el Instituto.

- Entonces, nunca recibirás el paquete que dejaron en fideicomiso.

- ¿No hay manera de saltarse esas condiciones? Ni Hilyer, ni Althea comprendían plenamente mis motivaciones.

El abogado examinó a Jaro con curiosidad.

- Si no te molesta una pregunta personal, ¿por qué no obedeces los deseos de tus padres adoptivos? Parecen bastante razonables y hay des tinos mucho peores que una carrera en el Instituto.

- Tengo un amigo con muchísima experiencia -dijo Jaro-. Él me explicó que el Instituto es una pajarera bonita para pájaros domesticados. Nadie vuela muy lejos. El pájaro más grande está en la percha más alta. Y todos los que están abajo deben mantener la vista dirigida hacia arriba con ojo atento.

Walter Imbald se levantó.

- Me alegra haberte conocido. Cuando te gradúes en el Instituto, si lo haces, llámame, por favor.

Jaro salió del despacho y regresó a Merriehew. La visita a Walter Imbald había sido desalentadora. El abogado, a pesar de sus modales correctos, se las había arreglado para mostrar una fría desaprobación e incluso algo semejante a la repugnancia, como si Jaro, al desafiar los deseos de los Fath, se mostrara como un ingrato.

Jaro se sentó a pensar, su mente saltaba de una idea a otra. Con una punzada de arrepentimiento, percibió que sus sentimientos hacia los Fath estaban cambiando y haciéndose abstractos; de hecho, no podía evitar un cierto resentimiento por sus reiterados intentos de obligarlo a adoptar un estilo de vida planificado, en el que nunca se podría sentir cómodo.

Quizá no lo habían querido tanto por él mismo como por ser el ejemplar ideal de todas sus ideas filosóficas, y si Jaro no encajaba en esa imagen ideal, entonces había que castigarlo con más o menos sutileza. De todos modos, no permitiría que el malhumor distorsionara su razonamiento.

¿Y qué pasaba con Merriehew? Gilfong Rute, con toda confianza, había situado su maravilloso Levyan Zarda sobre sus terrenos; el acto, por lo que asumía, iba más allá de la simple arrogancia. Quizá Rute no preveía dificultad alguna a la hora de tratar con un joven estudiante sin experiencia. Quizá pagarle a este estudiante unos pocos miles de soles más o menos no tenía mucha importancia en la lista total de sus gastos. Quizá habría intentos de asustarlo, o emplearían métodos para intimidarlo. De cualquier manera no tenía sentido plantearse hacer reformas, ni siquiera una capa de pintura, hasta que no se aclararan todos aquellos asuntos. ¿Y qué pasaba con el elemento más perturbador de todos, con Tawn Maihac?

Jaro telefoneó a Gaing a la terminal espacial.

- Soy Jaro.

- Sí, dime.

- ¿Has tenido alguna noticia de Maihac?

- Aparte de lo que ya sabes, nada nuevo.

Jaro le volvió a hablar de Gilfong Rute y cuánto necesitaba Merriehew y su terreno para la urbanización de Levyan Zarda.

- Rute parece muy seguro de que podrá adquirir Merriehew en cuanto lo considere conveniente.

Gaing pensó un instante.

- ¿Has hecho testamento? -preguntó después.

- No.

- Te sugiero que lo hagas ahora mismo. Si murieras esta noche Maihacsería tu heredero, pero eso Rute no lo sabe.



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